Ensayos sobre Ecología y Medio Ambiente

sábado, enero 21, 2006

Ecología Política: Extinción Estocástica

Ecología Política: Extinción estocástica
Daniel Navarro
danielnavarro
México
c_mejicanos@yahoo.com



EN TEORÍA ECOLÓGICA, NO SE NECESITA COMETER NINGÚN “ECOCIDIO” para extirpar o arrastrar a una especie hacia la extinción. Existen acciones directas del ser humano que resultan altamente impactantes para algunas especies vivientes, pero también existen otros procesos que cuando se manifiestan en poblaciones normales no hay problema, pero cuando existen poblaciones diezmadas de alguna especie, entonces podemos presenciar fenómenos de extinción catastrófica, inclusive por procesos estocásticos, es decir, por procesos de variabilidad ambiental un tanto aleatorios. Esto viene a cuento por aquellos casos de especies amenazadas en Quintana Roo, llámese de fauna como el caso de las tortugas marinas, o de flora, como en el caso del chit o de la palma kuka.



Aquellas especies amenazadas con la extinción en Quintana Roo, incluyen las siguientes especies de la fauna silvestre: la totalidad de las tortugas marinas, algunas especies de aves y de mamíferos. Dentro de nuestras características de flora, tenemos algunas especies tales como la palma de chit o la palma kuka.

¿Hemos perdido especies en Quintana Roo? La respuesta es afirmativa. Durante el siglo pasado se registraron los últimos ejemplares de foca monje del norte de la Península de Yucatán. Si, ha leído usted bien. Alguna vez hubo focas silvestres, que formaban parte de nuestra fauna, y que fueron completamente borradas del mapa, para siempre. Durante un viaje que hice a la colección de mamíferos de la Institución Smithsoniana, en Washington, tuve la oportunidad de ver los cráneos de estas focas monjas. Todo un espectáculo verlas acomodadas en gavetas, cadáveres acurrucados de seres inexistentes en la actualidad. Huesos que son mudos testigos y que demuestran nuestra rapacidad como seres humanos.

¿Podríamos orillar a otras especies hacia la extinción? Una vez más, la respuesta es afirmativa. Comento esto porque he leído y observado algunas actitudes que me parecen preocupantes para el futuro de algunas especies tanto de plantas como de animales. En el caso de chit, entiendo que es una especie que tiene un enorme valor en la construcción, así como en la pesca de langosta. Mi recomendación es que deben mantenerse cuidadosamente manchas de importancia y extensión suficiente para esta especie que se encuentra en forma abundante en la zona costera del Estado. Pero no caigamos en espejismos. Cuidemos esta especie. No se vale simplemente cortarla y transportarla en camionetas, olvidando el hecho de que esta es una especie protegida.

El otro caso es el de las tortugas marinas. Las acciones que como sociedad hemos implementado hasta el momento, con el número de campamentos entre reales y ficticios, que existen en nuestras costas, son claramente insuficientes. Debemos incrementar el nivel de protección de las tortugas marinas. No podemos dejarle el paquete únicamente a Xcacel, aún cuando el proyecto turístico fuere rechazado por parte de la autoridad ambiental. Las acciones conjugadas a nivel hotelero y de propietarios de predios costeros es importante para salvaguardar estas especies. Quisiera ver una respuesta al unísono de todos aquellos empresarios que tienen proyectos autorizados y operando, a favor de las tortugas marinas que visitan sus playas. Únicamente de este modo el sector empresarial hotelero tendría el valor moral de levantar la mano para condenar a Xcacel a un desarrollo turístico más. Sin embargo, las vicisitudes del Biól. Julio Juárez, de la asociación civil Protortuga, para allegarse un mínimo de apoyo por parte del sector turístico hotelero indican que se contribuye poco a la protección efectiva de las tortugas marinas.

Las últimas líneas de esta contribución quisiera dedicárselas al manglar. Inicio diciendo que el manglar es un término preciso en la medida que determina aquel tipo de vegetación que contenga una o más especies de mangle, pero impreciso en muchos otros aspectos, incluyendo el legal. Esto parece una perogrullada, y la cosa se complica cuando tratamos de dibujar los límites del manglar en un mapa. Frecuentemente caemos en la simplicidad de considerar únicamente al mangle rojo y denso como las áreas de mangle que requieren ser respetadas por procesos de construcción, digamos en el corredor Cancún-Tulum. Esto es fácil ya que se reconoce en las imágenes aéreas y de satélite, pero es totalmente incorrecto desde un punto de vista estricto, y la adecuada definición de la línea de manglar se detecta únicamente realizando delicados estudios de campo combinados con estadística avanzada. Asimismo, cabe mencionar que el mangle tiene una impresionante tasa de recuperación y de resistencia a la perturbación. Entonces, por causas de estudios incorrectos o incompletos, podemos causar severas perturbaciones sobre algunas especies consideradas como amenazadas.

Una conclusión del tema es que cada una de las especies amenazadas requiere de estudios finos, y de estrategias de protección e inclusive de aprovechamiento, dependiendo de los tiempos y la recuperación observada. Si nuestras acciones únicamente son de tipo depredadoras, si no actuamos a favor de la recuperación de cada especie, con planes puntuales, exactos y dirigidos, difícilmente lograremos llegar al punto del aprovechamiento sustentable. El quid consiste en que nuestras estrategias estén dirigidas hacia un mismo fin, coordinando las acciones para la protección de la naturaleza, de sus especies en peligro de extinción, e integrando nuestras aspiraciones como sociedad. De otra manera, la extinción de varias de estas especies podría sobrevenir después de una crisis ambiental de tipo estocástico, llámese incendio forestal, calentamiento oceánico o blanqueamiento de coral.

En ese escenario, algunas especies podrían extinguirse, aún con nuestras buenas intenciones de que no suceda esto. Entonces no habrá otra salida sino visitar los museos para conocer aquellas especies que alguna vez existieron en nuestro planeta. Seguramente veremos sus huesos y nos preguntaremos si no hicimos nada para evitarlo. Por ello, sugiero el tema de extinción estocástica para ser incluido como aspecto a ser analizado dentro de los planteamientos de los ordenamientos ecológicos. Estoy consciente de que existen muchísimas dimensiones del tema, pero este es un aspecto que dentro de las preocupaciones de tipo ecológico debe ser incluido. Es mejor ahora, evitando conflictos futuros, y decidiendo las mejores estrategias para la conservación de esas especies que merecen la sobrevivencia y que actualmente se encuentran en peligro de extinción.




Notas
Escrito el 26 de febrero de 2002. Publicado en el periódico Por Esto! de Quintana Roo.

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Acerca de mí

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Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.


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