Ensayos sobre Ecología y Medio Ambiente

sábado, enero 07, 2006

Ecología Política: El Inicio: El caso de México

Ecología Política: el inicio: El caso de México
Daniel Navarro
danielnavarroMéxico
c_mejicanos@yahoo.co,




HACIA 1974, el destacado ensayista, dramatista, traductor, novelista y poeta alemán Hans Magnus Enzensberger publicó un ensayo seminal, fundamental en muchos aspectos, particularmente porque desde una perspectiva social, analizaba la ecología en un ensayo titulado precisamente “Crítica de la Ecología Política”. En ese documento, un verdadero tubo de ensaye escrito desde una óptica claramente marxista, Enzensberger analizaba la historia de la ecología desde el concepto acuñado por Ernst Haeckel, y lo acarreaba en rápidos brochazos a través de la historia, con detalles importantes sobre la contaminación en Inglaterra, la teoría de Malthus, y el futuro de la humanidad en una sociedad consumista y de alto despilfarro de los recursos naturales.



Si existiera la forma de establecer el inicio del pensamiento y acción moderna de la Ecología Política, yo seleccionaría tres documentos como aquellos que marcan la línea a partir de la cual se inicia un debate extraordinario sobre los grandes temas de la ecología política actual a nivel mundial.

Esta idea de ecología política se deriva básicamente de conceptos de economía y de crecimiento poblacional. El primer documento ha sido identificado ya: el trabajo de Enzensberger. Los otros dos documentos lo constituyen el libro Los Límites al Crecimiento, publicado por el Massachussets Institute of Technology, y las correspondientes respuestas críticas de Paul y Anne Ehrlich, actualmente en la Universidad de Stanford. Estas publicaciones de inicios de los años setenta fueron basadas en las siempre escrupulosas estadísticas inglesas de mortalidad, para proporcionar un esquema coherente donde por primera vez se acercaron conceptos ecológicos con aquellos otros conceptos fundamentales de nuestra sociedad tales como Justicia, Desarrollo o bien Igualdad de Género.

El avance de la ecología política alcanzó un nivel efervescente que se reflejó en cumbres mundiales, hasta alcanzar la unificación del concepto de desarrollo sustentable. La sustentabilidad se convirtió en un concepto global, integral, con una sólida base ambiental, y con requisitos inamovibles que no son función de la estructura política o económica de la sociedad. Esto significa que en mi modo de pensar, la ecología política formal, donde se analizan claramente los conceptos ecológicos surge desde fines de los años sesenta y se abre claramente como una disciplina, filosofía y modo político a partir de 1970.

Se podría argumentar que la ecología humana tiene muchos más años de estar vigente, y que ha habido intentos históricos por parte de otros académicos destacados quienes vertieron visiones importantes sobre este tema que ahora identificamos como ecología política. Es evidente que otros pensadores en forma individual emitieron importantes conceptos y opiniones en torno al actuar de una sociedad en referencia al entorno. De estos, es posible destacar a Alejandro de Humboldt, quien en México identificó importantes diferencias entre la cultura azteca floreciente entre los humedales de Texcoco contra la visión impuesta de los vencedores para una ciudad de México sin tanta agua en la superficie.

También podría argumentarse que la ecología humana tiene mucho tiempo de estar circulando en el ámbito social, particularmente a partir de los planteamientos filosóficos de la tradición alemana del pensamiento anti-mecanístico, por lo que este concepto de ecología humana se ampliaba para permitir concebir a la humanidad como una constitución cultural y al mismo tiempo ser participantes creativos y dinámicos de una cambiante naturaleza. La base filosófica de estos conceptos se encuentra en Hegel y su pensamiento dialéctico.

Pero estos escritores, filósofos, políticos y humanistas, tan inteligentes como lo fueron, no lograron despertar ni encabezar una corriente social que se desparramaría al interior por todo un país, ni a través de muchos países en forma como la observada a partir de 1970.

Sobre una base técnica sumamente precaria, los incipientes ecologistas sustentaron acres críticas a políticas públicas, identificando modos de actuar gubernamentales que dilapidaban recursos naturales. Pero la respuesta del sector gubernamental no era ni en el tiempo esperado ni en la calidad de las respuestas que le eran requeridas. Por ello, la sociedad empezó a abrir caminos propios para encontrar la salida. Es entonces que la sociedad empezó a cuestionar sobre bases ecológicas, a una multitud de políticas públicas, generando con ello una arena política cada vez más identificada con mayor claridad.

En el quid del quiebre de la ecología con su ascendencia puramente científica, se le exigió a una ciencia (que no estaba preparada para actuar en el terreno político), que se emitieran juicios técnicos en contraposición a políticas nacionales o regionales. La gran mayoría de los especialistas en ecología no pudieron responder al llamado de la sociedad en la forma que ésta lo demandaba. El argumento era que la ciencia era una disciplina basada en experimentos, hipótesis, y comprobaciones exhaustivas, lo que era extremadamente difícil y complejo de realizar en una gran cantidad de casos que eran cuestionados por la sociedad civil movilizada en torno a estos problemas. Una forma de verlo es que en aquel entonces se le pidieron peras al olmo.

Los científicos dedicados a la ecología mantuvieron su nombre como “ecólogos” y en contraste, aquellos interesados en cambiar de terreno y de entrar a los cuestionamientos sociales, con la fuerza política del original desprendimiento y rebeldía, fueron denominados y portaron con orgullo este membrete: “ecologistas”.

En estos treinta y dos años, la ecología se tornó política, y se tuvo que conformar un rápido ajuste en el modo de actuar y en los procedimientos específicos requeridos por las respectivas autoridades. Concomitantemente, la falta de respuestas del sector gubernamentales forzó la generación de una nueva camada de abogados especialistas en derecho ambiental, camada que todavía no termina de conformarse aún hoy en la actualidad.

El empuje, el arraigo y la fuerza política de este movimiento originalmente ecologista y posteriormente derivado en movimientos ambientalistas, también dio lugar a la conformación de un nuevo modo de lucha ecologista: la conformación de partidos políticos verdes, donde surgen como filosofía central una serie de principios ecologistas. Este modo de actuar se origina en Europa y se traslada a una gran cantidad de países.

Estos treinta y dos años han sido fundamentales en el desarrollo de una filosofía y un análisis que ha avanzado substancialmente de aquel manuscrito de Hans Magnus Enzensberger. La cuestión ambiental se ha tornado profundamente política, en una rama de nuestro quehacer humano que es preciso entender. Esta evolución en el pensamiento ecologista se ha derivado no solo en movimientos ambientalistas, en un giro que no sólo es semántico, sino que tiene una base filosófica que es digna de análisis. Hasta llegar al momento actual donde Sustentabilidad, Justicia, Pobreza, Catástrofe, Equilibrio, Impacto Ambiental, son parte del diccionario de la Ecología Política.



Notas
El ensayo apareció publicado en el periódico Por Esto! de Quintana Roo. 17 abril, 2002.

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Acerca de mí

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Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.


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