Ensayos sobre Ecología y Medio Ambiente

domingo, enero 08, 2006

Ecología Política: Los Ambientalistas

Ecología Política: los ambientalistas
Daniel Navarro
danielnavarro
México
c_mejicanos@yahoo.com





LA FUERZA DE LOS GRUPOS ECOLOGISTAS se convirtió en una herramienta no sólo de cuestionamiento sino de reflexión política, incidiendo principalmente sobre los modelos de organización económica y de apropiación de los recursos naturales. Al avanzar intelectualmente, la ecología política reflexionaba sobre aspectos básicos de la sociedad tales como Pobreza, Justicia y del tipo de desarrollo deseable para un país independientemente de su filiación política o estructura de gobierno.



Esta fuerza que se empezó a consolidarse a partir de 1970 --año al que identifico como el inicio de esta temática de ecología política--, fue de carácter mundial y tuvo impacto sobre los presidentes de casi todos los países del planeta Tierra.

El movimiento ambientalista fue terreno fecundo para la creatividad de las luchas internacionales por el medio ambiente patente en la forma de trabajo arriesgadas y dignas de admiración. En este contexto viene a mi mente la imagen aquella de una pequeña embarcación de Greenpeace enfrentando en medio de un mar tormentoso, a un enorme barco ballenero japonés: una representación marina y moderna de David protegiendo a las ballenas contra un Goliat ávido de ganancias económicas inmediatas sin reparo del futuro. Imposible no admirar a Greenpeace. Imposible permanecer impasible.

En México se forjó una historia equivalente. A nivel filosófico, Enrique Leff organizaba por el año de 1976, por medio de la Sociedad Mexicana de Epistemología, una impactante reunión sobre el ecodesarrollo. De igual forma y con gran sentido del honor, el Grupo de los 100 en nuestro país tuvo un destacado papel como lumbrera intelectual en el análisis ambiental. Pocos al principio, pero los nuevos científicos expertos en ecología, sensibles a las demandas de su tiempo, también empezaron a forjar una valiosa tradición.

A partir de los trabajos visionarios de Hernández X, los nombres de científicos mexicanos como José Sarukhán, Jerzy Rzedowski, Gonzalo Halffter y Arturo Gómez Pompa, proporcionaron los números, los conteos, los nombres científicos, el conjunto de elementos de la academia que eran fundamentales para el desarrollo de las ciencias ambientales.

En Quintana Roo, los ecologistas se aglutinaron en varias instancias, dentro de las cuales destaca en forma notable el Grupo Ecologista del Mayab, tanto por su perseverancia como por su amplia y sorprendente trayectoria, y el nombre de Araceli Domínguez es sinónimo de lucha ecologista. Otros grupos ecologistas de gran relevancia son el Centro Ecológico de Akumal, el grupo de investigación de cenotes, y la asociación Ya’ax ché. En mi óptica, la trayectoria de Carlos Meade, primero en Radio Caribe y posteriormente en el ala ecologista, lo convirtió también en pilar de fuerza ecologista en Quintana Roo.

Pero todos estos grupos ecologistas, grupos de científicos, políticos, de habla española, inglesa, francesa, y de todas las creencias religiosas, de orientación espiritualista, izquierdista, corporativista, empresarial, todos los elementos involucrados necesitaban una palabra de uso común, una moneda de cambio. Esa palabra, ese concepto fue el de Desarrollo Sustentable.

En una hazaña sin precedentes, el movimiento ecologista mundial propició la Cumbre de Río de Janeiro para ser llevada a cabo en 1992. Esto significó que la agenda para el medio ambiente debería ser parte de todos y cada uno de los países que conforman el planeta que vivimos. Significó una victoria para las no siempre calladas luchas de ambientalistas honestos que pelearon por un mundo mejor.

La cumbre de Río representó un enorme avance dentro de la ecología política ya que se erigió el concepto de Desarrollo Sustentable como moneda de cambio, como paradigma filosófico, formulado como un concepto amplio, incluyente, socialmente válido independientemente del sistema político y técnicamente tratable. La definición de sustentabilidad y la filosofía de la Cumbre incluyeron por primera vez los conceptos de Pobreza, Justicia, Igualdad, Género, dentro de las preocupaciones ambientalistas.

Gracias a este concepto, los grupos ecologistas podrían tener un marco de referencia que se convertiría en el arma legal, conjuntamente con los acuerdos de Río, como para exigir a las autoridades acerca de las limitaciones, desviaciones, irregularidades, en los procesos relacionados con políticas públicas. Por ello, la lucha de los ecologistas de Cozumel en 1995 y 1996, referente a la construcción de un muelle, derivó en una intensa lucha política y legal, sin precedentes en la historia de México. En esa historia, la voz y el liderazgo de una abogada, una mujer de enorme valentía, contribuiría en una importante conquista de espacios en la protección ecológica y en el concepto normativo existente en esos años.

Asimismo, la lucha ecologista por Xcacel, con el honroso y ferviente liderazgo de Araceli Domínguez, logró el hecho también sin precedentes de revertir una autorización ya emitida por el Gobierno Federal, para un polémico desarrollo turístico. La Ecología Política se encuentra profundamente arraigada, tiene su historia y tradición de mucha movilidad, de mucha reflexión, en Quintana Roo.

En ocasiones, la lucha ambientalista ha tenido éxito, particularmente cuando se logra la creación de una área natural protegida, tal y como es el caso de Cozumel. En otros casos, la creación de una área protegida identifica espacios que dan lugar a grupos ecologistas o ambientalistas, como es el caso de Protortuga, con Julio Juárez, y el de los Amigos del Manatí, que opera en Chetumal bajo la batuta de Adriana Yoloxóchitl Olivera.

En general, salvo unas curiosas excepciones, los grupos ambientalistas operan bajo el formato de Asociación Civil, que es el formato de organización sin fines de lucro que contempla la sociedad mexicana, y que es el equivalente a las Organizaciones No Gubernamentales que se encuentran en prácticamente todos los rincones del planeta.

A nivel mundial, los espacios ambientalistas continúan diversificándose, efectuando alianzas, proponiendo esquemas de trabajo, coincidiendo con aquellos grupos dedicados a la educación ambiental, con grupos de acción política para las denominadas minorías, con grupos de la sociedad que se generan como respuesta ante una estructura de gobierno que avanza con pasos inciertos o con grupos cuya dirección mira hacia otros horizontes, como los denominados globalifóbicos.

Estos años de Ecología Política que se iniciaron en 1970, contienen una multitud de elementos e ideales vivientes, personajes que continúan promoviendo una sociedad más justa, en un escenario que ciertamente en mayor proporción, incorpora y trata de resolver preocupaciones de índole ambientalista, pero en la medida en que estas demandas no son resueltas, en que los espacios para la participación continúen cerrados o sean campos minados, los grupos ambientalistas, invento de la sociedad de los últimos treinta años, seguirán vigentes.




Notas
El ensayo apareció publicado el 18 de abril de 2002 en el Periódico Por Esto! de Quintana Roo, México.

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Acerca de mí

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Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.


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